domingo, 27 de mayo de 2012

HISTORIA DE ESPAÑA


BREVE HISTORIA DE ESPAÑA

La historia de España es la propia de una nación europea, abarcando tanto el periodo comprendido desde la prehistoria y la creación de la Hispania romana, pasando por la Hispania visigoda, Al-Ándalus, los reinos cristianos, la Monarquía Hispánica y la formación y caída del imperio español, hasta la formación del moderno Estado-nación y la instauración del actual Reino Constitucional español.

Introducción. Los primeros humanos llegaron al territorio de la actual España hace 1 200 000 años. Durante los milenios siguientes el territorio fue invadido y colonizado por celtas (aunque se baraja la posibilidad de que éstos se tratasen de un pueblo autóctono de la Península), fenicios, cartagineses, griegos y hacia el 200 a. C. la mayor parte de la Península comenzó a formar parte del Imperio romano. Tras la caída de Roma, se estableció el Reino visigodo. Dicho reino se inició en el siglo V y se mantuvo hasta comienzos del siglo VIII. En el año 711 se produjo la primera invasión musulmana desde el Norte de África; en pocos años el Islam dominaba gran parte de la Península Ibérica. Durante los 750 años siguientes, se establecieron reinos moros independientes, aunque el área dominada por los musulmanes era conocida con el nombre global de al-Ándalus. Mientras gran parte del resto de Europa permanecía en la Edad Oscura, al-Ándalus florecía cultural, científica y artísticamente.

De modo simultáneo se produjo la Reconquista, por la que los primeros reinos cristianos de lo que se acabaría convirtiendo en España buscaron arrebatar el territorio a los musulmanes. Comenzada aproximadamente en 722 con la rebelión de Don Pelayo y partiendo desde el Norte, avanzó durante los siglos VIII a XV culminando con la conquista de Granada en 1492. Durante este periodo los reinos y principados cristianos se desarrollaron notablemente; gradualmente en un proceso de concentración, la unión de los dos más importantes, Castilla y Aragón, por el matrimonio en 1469 de los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón) posibilitaría la formación del Reino de España.

En 1492 los Reyes Católicos financiaron el proyecto del explorador Cristóbal Colón de buscar una nueva ruta comercial con Asia a través del océano Atlántico. Su llegada al Nuevo Mundo y la consecuente conquista de América llevaron a la creación del Imperio español. Durante los siguientes siglos España se alzó como actor central de los asuntos europeos y mundiales. Durante los siglos XVI y XVII tendría lugar también la época de apogeo de la cultura española conocida como Siglo de Oro. Sin embargo, durante este periodo se produce también la expulsión de los judíos y musulmanes (en 1492) y se establace la Inquisición, que posteriormente gozará de un gran poder.

El imperio colonial, cuyos últimos restos España mantuvo bajo su control hasta finales del s. XIX, incluía América del Sur (con la excepción de la zona bajo dominio portugués), grandes zonas de América del Norte en diverso grado de influencia o control, las islas Filipinas en Asia, así como enclaves de diversa importancia en las costas en África. Incluía además numerosas posesiones en Europa (los Países Bajos españoles, el Ducado de Milán, el Reino de Nápoles o el propio Reino de Portugal hasta 1640), la mayoría de ellas perdidas tras la paz de Utrecht de 1713.

España mantuvo durante este período diversos enfrentamientos con sus vecinos de la Europa continental, especialmente con Inglaterra (incluyendo el fracaso de la conocida como Armada Invencible) y Francia. Con la muerte de Carlos II en 1700, la casa de Austria se extinguió para dejar paso a la de los Borbones tras la Guerra de Sucesión. España fue perdiendo progresivamente su preponderancia militar y tras sucesivas bancarrotas el país redujo paulatinamente su poder; a finales del siglo XVIII ya se había convertido en una potencia de segundo orden.

La Francia de Napoleón invade la Península; meses después, el 2 de mayo de 1808, se inició la sublevación popular que desembocaría en la Guerra de la Independencia española, clave para la concepción misma de la nación. Durante la guerra y tras la expulsión de los franceses en 1814, España sufrió la progresiva desintegración de la mayoría de su imperio americano. El siglo continuó caracterizándose en la metrópoli por la inestabilidad política y la puja entre liberales, republicanos y partidarios del Antiguo Régimen. Entre 1873 y 1874 tuvo lugar la I República. La llegada de la Revolución industrial a finales del siglo elevó el nivel de vida de una clase media que empezaba a ampliarse en algunos núcleos principales; sin embargo la Guerra hispano-estadounidense de 1898 (conocida como el Desastre del 98), con la pérdida de la mayoría de los restos del imperio, supuso un profundo choque en la sociedad española.

Mientras el nivel de vida crecía (en parte por la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial) y la integración con el resto de Europa progresaba, la inestabilidad política marcaba el primer tercio del siglo XX. Tras la salida del país de Alfonso XIII, en 1931 se proclamaría la II República, que acabaría en 1936 con un golpe de estado militar y la subsiguiente guerra civil, que se saldaría en 1939 con la victoria del bando acaudillado por el General Franco. Desde entonces el país se sumergió en la dictadura franquista, que se mantuvo hasta la muerte del dictador en 1975.

España fue oficialmente neutral durante la Segunda Guerra Mundial; a las décadas de posguerra, marcadas por la pobreza y la represión política, siguió un importante crecimiento económico durante las décadas de los 60 y los 70, en un país que permanecía cultural y políticamente reprimido. Tras la muerte de Franco y la aprobación de la Constitución de 1978, en el transcurso de la conocida como Transición comenzó una transformación gradual del país hacia la consolidación de la actual democracia (cuyo Jefe de Estado es el rey Juan Carlos I), con un desarrollo económico paralelo que la ha colocado de nuevo entre los países más desarrollados del mundo (España fue el 12º país del mundo por PIB en 2010 según el FMI).

España ingresó en la Comunidad Económica Europea (actual UE) en 1986 bajo el gobierno socialista de Felipe González. Se Organizaron la Copa Mundial de Fútbol de 1982 y los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. En 2002, bajo el gobierno conservador de José María Aznar se adoptaba el euro como moneda oficial. En 2005, con de nuevo los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero en el poder, España se convirtió en la primera nación del mundo en permitir el matrimonio y derecho de adopción a las parejas del mismo sexo. En 2011 los conservadores de Mariano Rajoy volvieron a obtener el poder


Prehistoria

La historia de la presencia humana en la Península Ibérica se remonta a hace 1,3 o 1,2 millones de años, como queda reflejado por la mandíbula encontrada en la Sima del Elefante, uno de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. Corresponde a un Homo aún por determinar, próximo a los más primitivos Homo africanos y al hombre de Dmanisi pero con algunas caracerísticas derivadas propias.[1] [2] De esta edad sería también el yacimiento con industria lítica Pre-Achelense de Fuente Nueva 3, en la cuenca de Guadix-Baza, en Granada.[3]

De hace unos 800 000 años datan los restos humanos descubriertos en el yacimiento de la Gran Dolina, también en Atapuerca (Burgos) y a los que se les ha bautizado como Homo antecessor.[4]

No vuelven a encontrarse indicios de ocupación humana en la península hasta hace unos 500 000 a 350 000 años, cuando los Homo heidelbergensis, probables ancestros del hombre de Neanderthal, se distribuyen por una buena parte de Europa. A esta especie pertenece la ingente cantidad de restos humanos hallados en la Sima de los Huesos de Atapuerca, yacimiento que ha proporcionado, entre otros muchos restos, varios cráneos muy bien conservados.[5] Son numerosos los yacimientos con industria lítica Achelense de esta época en la península, como los de Torralba y Ambrona en Soria o los de las terrazas del Manzanares en Madrid.

Mucho más reciente es la presencia del hombre de Neanderthal con su cultura Musteriense, datando en unos 60 000 años sus primeros restos en Gibraltar. En la Cueva de Nerja (Málaga), se han datado en 42 000 años de antigüedad algunos restos orgánicos asociados a unas pinturas de focas que podrían ser la primera obra de arte conocida de la historia de la humanidad.[6]

Los primeros Homo sapiens, el hombre «moderno», aparecen hace unos 35 000 años, manifestados por los restos de la cultura Gravetiense hallados en Cantabria.[7] Cohabitan la península durante varios millares de años con los neandertales, hasta la extinción de las últimas poblaciones de neandertales en el sur hace unos 27 000 años.[8] Las especies humanas anteriores se extinguieron, por lo que hay que considerar estos asentamientos como el origen del sustrato preindoeuropeo.

Durante el Paleolítico superior, hace unos 16 000 años, la cultura Magdaleniense estaba presente en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, cuya aportación más notable lo representan las pinturas rupestres de las Cuevas de Altamira. Al Paleolítico Medio pertenecen las pinturas rupestres encontradas en la zona mediterránea de la península, fundamentalmente en lo que hoy es la provincia de Castellón.

Hacia el 5500 a. C. aparece en la península la cultura campaniforme o más exactamente cultura del vaso campaniforme. En torno al 3700 a. C. aparecen la cultura megalítica y la agricultura, y se reduce la actividad errante de las tribus.

Para la aparición de culturas que usan los metales debemos esperar en torno al año 3000 a 2500 a. C. Su distribución geográfica es mayor y se considera que la búsqueda de los metales trajo flujos migratorios importantes, destacando Los Millares en Almería, con una gran fortificación, y en el curso del río Tajo en la zona portuguesa actual.

Llegada de distintos pueblos. Los celtas llegan a la península en el primer milenio antes de Cristo, ocupando lo que hoy es Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, norte de Castilla y buena parte de Portugal. No obstante, recientes estudios de la Universidad de Oxford desvelan, realizados sobre ciudadanos españoles, británicos e irlandeses, señalan que los celtas podrían tratarse de una civilización autóctona del norte de la Península.[9] De ser esto cierto, se habrían expandido por todos los territorios que tradicionalmente están asociados con los pueblos celtas partiendo de la Península Ibérica.

La costa peninsular oriental fue colonizada primero por los fenicios. Aproximadamente hacia el 1104 a. C. fundan Gadir (Cádiz)[10] [11] [12] y un poco más tarde, en el 700 a. C. Malaca (Málaga) y Abdera (Adra, en la actual provincia de Almería), llenando la costa mediterránea de factorías.

Los griegos se instalan más al norte de la costa, en Rhodes (Rosas) y Emporion (Ampurias), en la actual zona de Cataluña, encontrando a los iberos y dando las primeras referencias de este pueblo. También fundan la ciudad Akra Leuké (Alicante). Es posible que los primeros griegos hubieran tenido estrechos contactos con el reino occidental de Tartessos (fueron lazos tan fuertes que cuando los griegos fueron derrotados en la batalla de Alalia, Tartessos tocó a su fin), que abarcaba grosso modo el actual este de Andalucía y un trozo del sur de Portugal. Argantonio, último rey de Tartessos, les hubiera dado dinero y la posibilidad de protegerse dentro de las murallas de su reino de los ataques persas. Una vez allí, los griegos fundan la colonia Mainake (Málaga).

Es el momento en el que aparece Tartesos como civilización en el valle del Guadalquivir. Los datos históricos aportados por los griegos nos hablan de dos culturas presentes: celtas e iberos, unos al norte y otros al sur. Junto a estos convivían en la península los celtíberos en la zona central de la Meseta, con pueblos como Numancia, lusitanos, galaicos, astures, cántabros y vascones. La denominada civilización ibérica tuvo su origen, según la mayoría de los autores, en una mezcla de las aportaciones indoeuropeas de los celtas, de los pueblos íberos autóctonos, de la presencia púnica y griega y de los inicios de la romanización.

Conquista cartaginesa. En el siglo III a. C., los cartaginenses inician en la Península Ibérica un proyecto imperialista mediterráneo, en el que fundan Qart Hadasht (Cartagena), que se convierte rápidamente en una importante base naval. Este proyecto nace en Cartagena debido al interés por controlar la riqueza generada por las minas de plata de Cartagena.[13] Esto último se desprende de las palabras del arqueólogo Adolf Schulten.

Con la plata de las minas de Cartagena pagaron ellos sus mercenarios, y, cuando por la toma de ésta en 209 a.C. Carthago perdió estos tesoros, Aníbal ya no fue capaz de resistir a los romanos, de manera que la toma de Cartagena decidió también la guerra de Aníbal.

Schulten A. Fontes Hispaniae Antiquae

Cartago y Roma entrarán finalmente en una serie de guerras (Guerras Púnicas) por la hegemonía en el Mediterráneo occidental. Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica, Cartago intenta resarcirse de sus pérdidas de Sicilia, Cerdeña y Córcega, incrementando su dominio en Iberia.

Amílcar Barca, Aníbal y otros generales cartagineses sitúan las antiguas colonias fenicias de Andalucía y el Levante bajo su control y proceden después a la conquista o extensión de su área de influencia sobre los pueblos indígenas. A finales del siglo III a. C., la mayor parte de las ciudades y pueblos al sur de los ríos Duero y Ebro, así como las islas Baleares, reconocen el dominio cartaginés.

En el año 219 a. C. se produce la ofensiva de Aníbal contra Roma, tomando la Península Ibérica como base de operaciones e incluyendo un gran porcentaje de hispanos en su ejército.

Es en este proceso cuando intentarán someter a la colonia griega de Sagunto, situada al sur de la frontera pactada del Ebro pero aliada de Roma, dando lugar a la Segunda Guerra Púnica, que culminará con la incorporación de la parte civilizada (íbera) de la península a la República Romana.

Hispania romana (206 a. C.-siglo V) Tras la Segunda Guerra Púnica entre el 218 a. C. y el 201 a. C., se puede considerar la Península Ibérica sometida al poder de Roma. La campaña de ocupación, tras la expulsión cartaginesa, fue rápida, excepto en el interior (Numancia) y el pueblo cántabro que resistió hasta la llegada de Augusto en los inicios del Imperio romano.

En el 197 a. C., los romanos dividen el territorio ibérico en dos zonas: la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior.

El sometimiento total de la península tiene lugar en el año 19 a. C. (tras finalizar las Guerras Cántabras), tras lo cual se divide en tres provincias: Bética, Tarraconense y Lusitania, organización que perduró hasta el Bajo Imperio, cuando el territorio se divide en Bética, Carthaginense, Gallaecia, Lusitania y Tarraconensis.

El proceso de romanización entendido como la incorporación de la lengua, las costumbres y la economía romana se inició aproximadamente hacia el 110 a. C. y duraría con toda su fuerza hasta mediados del siglo III.

Dicho proceso fue tan intenso que tres hispanos: Trajano, Adriano y Teodosio fueron emperadores de Roma, y personajes destacados como el filósofo Séneca o los poetas Marcial y Lucano también provenían de Hispania

La caída del Imperio romano. En la Península Ibérica, como en otras provincias, el Imperio cayó gradualmente, con los procesos casi simultáneos de la «desromanización» del Imperio romano en Hispania, es decir, una debilitación de la autoridad central en los siglos III, IV, y V, y de la «romanización» de las tribus germánicas, por ejemplo, la adopción de la ley romana que es evidente en la Lex Gothorum (Ley de los godos), la conversión al cristianismo, y la afinidad que algunos reyes tenían por el latín, hasta componer poesía en esta lengua.

A pesar de todo esto, entre los siglos VI y VII y gracias a la búsqueda de Justiniano I el Grande de restablecer el poder del Imperio romano de occidente hizo que se establecise en la franja meridional de la Península Ibérica la Provincia de Spania. Este territorio bizantino fué arrebatado al Reino visigodo y había pertenecido al desaparecido Reino vándalo. Su capital se estableció en Carthago Spartaria, actual Cartagena.[14]

Las invasiones. En el invierno del año 406, aprovechando la congelación del Rin, los vándalos, suevos, y alanos invadieron el imperio con gran pujanza. Al cabo de tres años, cruzaron los Pirineos y llegaron a la península Ibérica, y dividieron entre sí las partes occidentales, que correspondían aproximadamente al Portugal moderno y España occidental hasta Madrid. Mientras tanto, los visigodos, que habían tomado Roma hacía dos años, llegaron a la región en el 412, fundando el reino de Tolosa (Toulouse, en el sur de Francia), y extendieron su influencia gradualmente en la Península, desplazando a los vándalos y alanos al norte de África, sin que éstos dejasen mucha huella en la cultura Ibérica. Luego, tras la conquista de Tolosa por los francos y la pérdida de gran parte de los territorios en lo que hoy es Francia, trasladaron la capital del reino visigodo a Toledo.

Religión en el reino visigodo. A pesar de que la nobleza visigoda practicaba el arrianismo, éste gozó de muy poca popularidad entre la población hispanorromana de la península, fiel en su mayoría a la doctrina católica romana. Desde la corona visigoda, específicamente en el año 587, el rey Recaredo, ya convertido al catolicismo, trató de conciliar así mismo a la jerarquía religiosa arriana con la católica, pero con poco éxito. Finalmente, se impuso la opción católica por la fuerza, desposeyendo a la iglesia arriana de sus bienes en favor de su antagonista.

La conquista islámica. Año 696: Invasión musulmana a Melilla. Año 709: Invasión musulmana a Ceuta. Año 711: Tras la muerte del rey Witiza, los nobles y obispos de la península eligen por rey a Roderico (conocido en la historia por don Rodrigo), duque de la Bética. Los hijos de Witiza querían por rey a Aquila, duque de la Tarraconense, por lo que pactan con los árabes a través de Don Julián, conde de Ceuta.

Roderico, que estaba por entonces luchando contra un levantamiento de los vascones, al enterarse de la invasión árabe acude con su ejército. Pierde en la batalla de Guadalete debido a deslealtad de los witizanos. Con su muerte, y con el grueso del ejército godo derrotado, los árabes se animan a continuar con la lucha.

Tarik conquista Toledo y llega hasta León; Muza conquista Sevilla y llega hasta Mérida (712). Posteriormente unirían sus fuerzas para tomar Zaragoza.

El hijo de Muza completará la conquista de la península, a excepción de las zonas montañosas cantábricas y pirenaicas (716), pasando a territorio franco. Carlos Martel detiene el avance árabe en Poitiers en 732.

En 773, Abderramán I proclama el emirato de Córdoba, independizando políticamente a los musulmanes españoles, y en 929 Abderramán III proclama el califato de Córdoba, lo que supone la separación definitiva del califato de Bagdad.

En el año 1031 se fragmenta el califato cordobés, formándose numerosos reinos de taifas enemistados entre sí.

La Reconquista (siglos VIII a XV).Hacia 722 un destacamento musulmán es vencido por un grupo de cristianos refugiados en los bosques de Covadonga (Asturias) en la batalla homónima. Don Pelayo, probablemente noble godo, es nombrado rey. La primera corte se establece en Cangas de Onís. Pelayo muere en 737. Dos años después (739), su yerno Alfonso I, hijo de Pedro de Cantabria, aprovechando las luchas entre árabes y bereberes, da nuevo impulso a la reconquista llegando hasta la Rioja y el Duero. Pero no tiene posibilidad de repoblar, por lo que queda un amplio desierto estratégico, tierra de nadie en la meseta norte.

Etapas de la reconquista:

  1. Fijación de la frontera del reino asturiano en el Arlanzón y el curso medio y bajo del Duero. Se logra a principios del siglo X.
  2. León y Castilla rebasan la Cordillera Central y ocupan la cuenca del Tajo. Toledo se reconquista en 1085. Reconquista de Zaragoza en 1118.
  3. Dominio del valle del Guadiana y de los pasos de Sierra Morena. Batalla de Las Navas de Tolosa (1212).
  4. Ocupación del valle del Guadalquivir por Fernando III el Santo (1252) y de Valencia, y las Baleares por Jaime I de Aragón (1276). Quedará un reducto musulmán en Granada hasta 1492.

Entre los años 718 y 1230 se forman los principales núcleos cristianos en la península en los reinos de Asturias, Navarra, León, Galicia, Portugal, Aragón y Castilla.

En el siglo XIII, se produce un gran avance cristiano, la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y la unión de Castilla con León.

Unión de León y Castilla. El castillo de Manzanares el Real (Madrid). El castillo era el modo de fortificación más común en unas tierras fronterizas en constante conflicto que dieron nombre al reino de Castilla (tierra de castillos).

En el año 1037 muere Bermudo III, rey de León, en el campo de batalla contra su cuñado, Fernando I. Al no tener descendencia Bermudo III, su cuñado considera que es el sucesor y por lo tanto unifica el Reino de León y el Condado de Castilla. En el año 1054 Fernando I lucha contra su hermano García Sánchez III de Nájera, rey de Navarra, en la Batalla de Atapuerca, muriendo también el monarca navarro y anexionándose entre otras la comarca de los montes de Oca, cerca de la ciudad de Burgos.

A la muerte de Fernando I, ocurrida en 1065, el Condado de Castilla se convierte en reino, que hereda el primogénito Sancho II; Alfonso VI hereda el de León. Sancho II es asesinado en 1072 y su hermano accede al trono de Castilla, siendo el primer monarca de ambos reinos.

A su muerte le sucedió en el trono su hija Urraca. Ésta se casó, en segundas nupcias, con Alfonso I de Aragón, pero al no lograr la unificación de los reinos y debido a los grandes enfrentamientos de clases entre los dos reinos, Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los enfrentamientos entre los reinos. Si bien el papa Pascual II había anulado el matrimonio anteriormente, habían seguido juntos hasta esa fecha. Urraca también tuvo que enfrentarse a su hijo, Rey de Galicia, fruto de su primer matrimonio, para hacer valer sus derechos sobre ese reino, y a su muerte éste le sucede como Alfonso VII. Alfonso VII consigue anexionarse territorios de los reinos de Navarra y Aragón (aprovechando la debilidad de estos reinos desde que se escindieron a la muerte de Alfonso I de Aragón). Renuncia su derecho a la conquista de la costa mediterránea a favor de la nueva unión de Aragón y el Condado de Barcelona (que se produce con el matrimonio de Petronila y Ramón Berenguer IV). En su testamento vuelve a la tradición real de la división de sus reinos entre sus hijos. Otra vez se rompe la unión entre León y Castilla, siendo Fernando II rey de León y Sancho III rey de Castilla.

En 1230 se produce la definitiva unión entre León y Castilla (con algún paréntesis posterior de poca relevancia), cuando Fernando III el Santo recibe de su madre Berenguela en 1217 el Reino de Castilla y, tras la muerte de su padre Alfonso IX en 1230, acuerda con las herederas de éste, Sancha y Dulce, la transferencia de León en la Concordia de Benavente.

Historia moderna de España. En 1469, se casan en secreto Isabel y Fernando, príncipe heredero de Aragón. Este enlace acabaría produciendo la unión dinástica de los reinos de Castilla y Aragón en 1479, aunque ambos territorios mantuvieron sus leyes e instituciones propias, eso sí, bajo el mandato del mismo monarca.

Antes de ello, entre 1474, año de la muerte de Enrique IV, y 1479 surge una guerra civil por la sucesión de la corona de Castilla entre partidarios de Isabel y partidarios de Juana la Beltraneja, hermanastra e hija legítima de Enrique IV, respectivamente, casada con el rey de Portugal, que de haber ganado los partidarios de Juana hubiera producido la unión de Castilla con Portugal.

La reconquista finaliza en 1492 con la toma de Granada por parte de los Reyes Católicos que la anexionaron a la Corona de Castilla. En este mismo año se produce la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América, en nombre de la corona, por Cristóbal Colón (véase Descubrimiento de América). Las Islas Canarias, cuya anexión había comenzado durante el reinado de Enrique III de la mano del normando Jean de Bethencourt, serán finalmente conquistadas (Historia de Canarias) cuando los ejércitos castellanos tras largas y duras campañas contra los guanches se apoderen de Gran Canaria (1478-1483), La Palma (1492-1493) y finalmente Tenerife (1494-1496).

De «las Españas» a España. El momento histórico exacto en que se hace referencia a España por primera vez no está claramente definido, existiendo escritos de principios del s. XIII en los que ya aparece la palabra España.

En la Península se hablaba de los reinos de León, Navarra, Castilla, Aragón y de Portugal como reinos hispanos (de Hispania, en castellano España) aunque ninguno de ellos se arroga la posibilidad de tomar para sí el nombre de España.

Pero cuando por razones dinásticas o de conquista uno de ellos conseguía tener bajo su cetro la mayor parte de la España cristiana, se autotitulaba Emperador de España, como Alfonso VI y Alfonso VII de León. Por su parte, Ramón Berenguer I, Conde de Barcelona, era conocido como Hispaniae subjugator.

Los Reyes Católicos eran conocidos como Reyes de España (o de las Españas). El historiador de la época Hernando del Pulgar comenta cómo en 1479 se plantea en el Consejo Real si designar a los Reyes Católicos como Reyes de España; finalmente se acordó no usar dicha titulación. En 1493 el gobierno municipal de Barcelona se refirió a don Fernando como el «rey de Spanya, nostre senyor»[15] Maquiavelo (El príncipe, 1523) se refiere a él también como Rey de España y Lope de Vega cita a Carlos I como Rey de España.

A partir de Carlos I, todos los reyes son llamados Rey de España (o de las Españas), aunque normalmente utilizan todos sus títulos, desde Rey de Castilla hasta Señor de Vizcaya y de Molina. Hasta el s. XIX, las monedas españolas solían llevar junto al nombre del Rey la leyenda «Hispaniarum (et Indiarum) Rex», que en latín significa Rey de las Españas (y las Indias).

A principios del s. XIX, Fernando VII de España e Isabel II de España usaron el título de Rey o Reina de las Españas durante los períodos constitucionales.

Amadeo I es el primero que oficialmente utiliza la denominación de Rey de España. A partir de Amadeo, todos adoptan el título de Rey de España.

En cualquier caso, prescindiendo de los problemas que hubiera entre los reinos de la península (la antigua Hispania) en otros países de Europa comenzó a conocerse al conjunto de reinos cristianos de la península como España, en singular, desde tiempos muy tempranos. El propio término español parece proceder del provenzal y aparece documentado por primera vez a finales del siglo XI. En el Concilio de Constanza los cuatro reinos de Portugal, Aragón, Castilla y Navarra aparecen formando una sola entidad ("nación española")[16] y compartiendo el mismo voto.

Casa de Austria. Con Carlos I comienza el reinado de la dinastía de los Habsburgo, o Casa de Austria, con la que España conocerá su mayor expansión territorial gracias a la conquista de extensos territorios en América y otras colonias de ultramar. Además, el rey Carlos I fue coronado Emperador del Sacro Imperio como Carlos V, lo que añadió extensos territorios europeos a la Corona; posteriormente, Felipe II, aumenta sus territorios en América y ciñe la corona de Portugal con sus territorios de Ultramar, iniciando un periodo (1580-1640) en el que los dominios del Monarca Católico pasaron a ser la mayor potencia económica y militar del mundo.

Tras la Guerra de Sucesión perdió la preponderancia militar en Europa, aunque siguió siendo la mayor potencia económica del mundo y conservó el dominio de los mares hasta fines del XVIII.

Podemos dividir este periodo según los monarcas reinantes en:


La Casa de Borbón en España y la Ilustración. La casa de Borbón empezó a reinar en España el año 1700, con la coronación de Felipe V. Poco después, en 1702 empieza la Guerra de Sucesión Española en la que participó Aragón, pero no los de las provincias vascas y de Navarra que, como parte de Castilla, permanecieron fieles. También hizo amplias reformas administrativas para aproximar su nuevo reino al modo centralizado de su país de origen.

Se conoce como periodo de la Ilustración política en España al que abarca los reinados de los borbones desde Felipe V en 1700 hasta Carlos IV que finaliza su reinado abruptamente en 1808, recogiendo el movimiento del siglo de las luces que se inicia en Francia y es la antesala de la Revolución francesa.


Historia contemporánea de España. Guerra de la Independencia (1808-1813)





Sexenio Democrático (1868-1874). Se conoce por Sexenio Democrático el periodo de la historia de España transcurrido desde el triunfo de la revolución de septiembre de 1868 hasta el pronunciamiento de diciembre de 1874 que supuso el inicio de la etapa conocida como Restauración.

Reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873). Tras la revolución de 1868 en España se proclama una monarquía constitucional. Hay una dificultad inherente al cambio de régimen y es encontrar un rey que acepte el cargo. Finalmente el 16 de noviembre de 1870 con el apoyo del sector progresista de las Cortes Amadeo de Saboya es elegido Rey como Amadeo I de España, sucediendo a Isabel II.

Amadeo tuvo serias dificultades debido a la inestabilidad de los políticos españoles, las conspiraciones republicanas, los alzamientos carlistas, el separatismo de Cuba, las disputas entre sus propios aliados y algún que otro intento de asesinato. Abdicó por iniciativa propia el 11 de febrero de 1873. A su marcha se proclamó la Primera República Española.

Primera República Española (1873-1874) La Primera República Española fue proclamada el 11 de febrero de 1873 por las Cortes Generales.

La Primera República Española duró once meses, en los que se sucedieron cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar). La debilidad con la que nació el régimen y que provocó la posterior restauración borbónica se debió a varios factores, entre los que destacan la falta de una base social suficiente, dado el descontento de los campesinos y trabajadores; la organizada oposición de manos de los conservadores o monárquicos, incluidos los levantamientos carlistas y la carencia de una burguesía que sustentase el sistema.

Restauración borbónica (1875-1931). Se conoce como Restauración borbónica al periodo que abarca desde el pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874, que acaba con la Primera República, y la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. El periodo se caracteriza por una cierta estabilidad institucional, la conformación de un modelo liberal del Estado y la incorporación de los movimientos sociales y políticos, fruto de la revolución industrial, que comienza su decadencia con la dictadura de Miguel Primo de Rivera en 1923.

Reinado de Alfonso XII (1875-1885. 1879: Fundación del PSOE.[17](Partido Socialista Obrero Español)

Regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena(1885-1902). 1888: Fundación de la UGT.[18] Unión General de Trabajadores. 1898: Guerra Hispano-norteamericana. España pierde Cuba, Filipinas y Puerto Rico.

Reinado de Alfonso XIII (1902-1931). 1910: Fundación de la CNT.[19]1919: Fundación del PCE.[20]

Dictadura de Primo de Rivera 1923. El 13 de septiembre de 1923 el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera se subleva contra el Gobierno y da un golpe de Estado con el apoyo de la mayoría de las unidades militares. La reunión prevista de las Cortes Generales para fechas inmediatamente posteriores con el objetivo de analizar el problema de Marruecos y el papel del ejército en la contienda fue el detonante último de la sublevación. A esta situación se une una grave crisis del sistema monárquico que no acaba de encajar en un siglo XX marcado por la revolución industrial acelerada, un papel no reconocido a la burguesía, tensiones nacionalistas y unos partidos políticos tradicionales incapaces de afrontar un régimen democrático pleno.

"Dictablanda" del general Berenguer (1930-1931). Tras la crisis económica de 1927 acentuada en 1929, la violenta represión de obreros e intelectuales y la falta de sintonía entre la burguesía y la dictadura, la monarquía, cómplice, será el objeto en cuestión a partir de la unión de toda la oposición en agosto de 1930 en el llamado Pacto de San Sebastián. Los gobiernos de Dámaso Berenguer, denominado la dictablanda, y de Juan Bautista Aznar-Cabañas, no harán otra cosa que alargar la decadencia. Tras las elecciones municipales de 1931, el 14 de abril se proclama la Segunda República, dando así fin a la restauración borbónica en España.

Segunda República Española (1931-1936) La victoria electoral de los republicanos en las ciudades trajo consigo la caída de la monarquía. El cambio de régimen se realizó sin derramamiento de sangre el 14 de abril de 1931, tras la proclamación de la República en Madrid, Barcelona y otras capitales españolas. Convencidos de que las elecciones municipales habían sido una manifestación nacional contra la monarquía, el conde de Romanones, ministro de Estado, recomendó al rey abandonar España y negoció con el comité revolucionario el traspaso del gobierno. Cuando el general Sanjurjo, jefe de la Guardia Civil, hizo saber que sus hombres no lucharían por la monarquía, Alfonso XIII tomó el camino del exilio. El fervor republicano había salido de la marginación y había conquistado amplios sectores moderados de las clases medias urbanas, que eran las que venían contando en política hasta entonces. En la mayoría de las capitales, el resultado electoral fue celebrado con jubilosas manifestaciones pacíficas.

La historia de la Segunda República se suele divididir en tres etapas: primer bienio (incluyendo o no el Gobierno Provisional) segundo bienio y gobierno del Frente Popular.


Guerra Civil Española (1936-1939). La Guerra Civil Española (17 de julio de 1936 - 1 de abril de 1939), ha sido considerada como el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, puesto que sirvió de campo de pruebas para las potencias del Eje además de que supuso una confrontación entre las principales ideologías políticas que entonces convivían en Europa y que entrarían en conflicto poco después: el fascismo, la democracia de tradición liberal y los diversos movimientos revolucionarios (socialistas, comunistas y anarquistas).

Aparte del drama que supuso el conflicto civil, el triunfo nacionalista dirigido por el general Franco supuso el establecimiento de una dictadura durante treinta y seis años.

Dictadura del general Franco (1939-1975). Francisco Franco Bahamonde fue jefe de Estado en régimen de dictadura, conocido como franquismo, desde 1939 hasta 1975.


Transición a la democracia (1975-1982) Se entiende por Transición Española o nueva restauración borbónica, el proceso por el que España logró pasar de la dictadura de Francisco Franco, a un Estado social, democrático y de derecho. Las fechas de duración más aceptadas son el 20 de noviembre de 1975 para su inicio (fallecimiento del dictador) y el 28 de octubre de 1982 (victoria electoral del PSOE) para su finalización.

 Inicios (1975-1978). 1975: Tras la llamada Marcha Verde (noviembre de 1975, mientras el dictador agonizaba), España firma con Marruecos los Acuerdos Tripartitos de Madrid, abandonando a su suerte al Sáhara Occidental, violando las resoluciones de la ONU, que instaban a realizar un referéndum desde 1965; el territorio es rápidamente invadido por Marruecos y Mauritania.


Consolidación democrática (1979-1982)

La España de las autonomías, uno de los mayores cambios de la democracia.


 Historia actual 1986: El 1 de enero, España ingresa oficialmente en la Comunidad Económica Europea. El 22 de junio, se celebran elecciones generales: nueva mayoría absoluta del PSOE. Felipe González sigue al frente del gobierno.

A partir de 1986, se inicia en España una etapa de crecimiento económico sostenido que durará hasta finales de 1992, en estos el año el Gobierno universaliza las pensiones y la Seguridad Social, aumenta la cobertura del desempleo y se intensifica la inversión en infraestructuras, autovías, comunicaciones y en el AVE, en gran medida financiada con fondos procedentes de la Unión Europea (entonces Comunidades Europeas). Se empezaba a fortalecer en España el Estado de Bienestar.


  • 2004:
    • El jueves 11 de marzo se produjo el atentado terrorista más grave de la historia de España y de Europa. Las explosiones en varios trenes de cercanías en Madrid causaron 192 víctimas mortales y miles de heridos. El suceso conmocionó a la sociedad española. Los atentados provocaron amargas divisiones en el panorama político.[22]
    • El 14 de marzo gana las elecciones el Partido Socialista Obrero Español, por lo que José Luis Rodríguez Zapatero, tras realizar diversos pactos, se convierte en presidente del Gobierno. Además, una mujer, María Teresa Fernández de la Vega, se convierte en la primera vicepresidenta del Gobierno en España; el gobierno es intencionadamente paritario en igualdad de sexos respecto a los Ministerios. Durante la legislatura se impulsaron las políticas sociales, tales como la legalización del matrimonio homosexual, la Ley de la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia y la Ley para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
  • 2008: El 9 de marzo, el Partido Socialista Obrero Español ganó de nuevo las elecciones generales con 169 escaños (5 más que en las elecciones de 2004) frente a los 154 del Partido Popular (6 más que en las elecciones de 2004). Los partidos nacionalistas sufrieron un importante descenso, a excepción de CIU que mantuvo sus 10 diputados. Izquierda Unida perdió su grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, al obtener solamente 2 escaños. Las elecciones de 2008 consolidaron y reforzaron el bipartidismo.[23]
  • 2010: Cuarta presidencia española de la Unión Europea en el primer semestre del año.[24]
  • 2011: El 20 de noviembre el Partido Popular gana las elecciones generales con mayoría absoluta con Mariano Rayoj como Presidente. Obtienen escaños trece partidos


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